lunes, 25 de marzo de 2013

El fin no siempre justifica los medios.

Sabéis esa sensación que haberle fallado a alguien que lo es todo para ti? Que es alguien tan especial que lo darías todo? Alguien a quien quieres con todas tus fuerzas? Que no hablo de amor, hablo de una amistad tan grande que seria capaz de mover montañas, pues precisamente eso.
Esa sensación que hace que te sientas como la peor persona del mundo, lo mas rastrero que hay, que hace que uno se odie mas de lo que ya se odia, porque en el fondo todos en mas o menos numero nos odiamos, por distintas cosas lo hacemos, esa sensación de haber traicionado a alguien que lo daba todo por ti, alguien que confiaba plenamente en ti, y en mi caso, el haber fallado a tus propios principios.
Ahora mismo siento el mayor odio que he sentido en mi vida, hacia quien va dirigido? Hacia mi propia persona, como ya es costumbre, porque ahora por mucho que haga por intentar arreglarlo esa confianza que había ya nunca mas se recuperara, y eso es lo que hace que me odie tanto, hasta el punto de querer desaparecer, de que sucesos que hoy han ido bien desear que hubiesen salido mal, porque es algo que no soporto, el fallarle a alguien, el sentir que por mi culpa esta mal, el sentir que he perdido a alguien espiritualmente, todo eso, es un conjunto, porque una sola mentira hace que todas las verdades pierdan su validez, y esa validez nunca se recuperara, por mucho tiempo que pase, y por mucho que hagas, las cosas como son, has mentido, la has cagado de por vida, y eso es de lo que me arrepiento, en ese momento no supe verlo, conocía el riesgo de todo eso, pero estaba demasiado centrado en conseguir mi objetivo, y me olvide de los medios que estaba usando, y eso, amigos, nunca se debe hacer, porque no siempre el fin justifica los medios, y antes de actuar hay que pensar bien en todos los riesgos y asegurarse de que es factible, sino, no lo pongas en practica, puedes salir perjudicado, y ya no seamos egocéntricos, el resto de gente puede salir como efecto colateral de que tu no hayas medido los riesgos, y eso, ahí reside el peligro.

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